Universidad a los 36

Una aventura inesperada, increíble, y llena de desafíos.

¿Pero qué hice?

Fui a dar la PAES, y ups! quedé en la U… ¿qué hice? ¿Qué hago ahora? Jajaja. Tenía 36 años, trabajo como publicista y diseñador gráfico, una familia hermosa y toda la vida organizada alrededor de responsabilidades laborales y personales en Coyhaique.

La idea de volver a estudiar me aterraba y me emocionaba al mismo tiempo. Entre nervios y risas, pensé: “ok, esto es un desafío, pero lo voy a intentar”. Ese primer día me di cuenta de que no solo era volver a las aulas, sino también a mis emociones: ansiedad, entusiasmo, dudas y alegría, todo mezclado.

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estudio

Volver a la sala de clases después de muchos años.

No es que nunca lo imaginé, tenía muchas ganas de volver a estudiar, pero a una carrera donde pudiese pensar, reflexionar y en la que pudiese utilizar mi experiencia como herramienta.

Entre trabajo, familia y la rutina diaria, la universidad parecía un mundo algo lejano. Sin embargo, la curiosidad y las ganas de seguir aprendiendo me impulsaron a llegar a la U.

Me sentí muy sobrepasado pero nunca solo.

Al principio me sentí completamente sobrepasado: clases, trabajos, familia y mi trabajo parecía demasiado para manejar al mismo tiempo. Pero también apareció una sensación distinta: estaba aprendiendo, estaba en un lugar lleno de personas muy simpáticas, no sé si con tanta energía jajja, pero me apoyaban. Al mismo tiempo, yo podía aportar desde mi experiencia profesional y de vida.

Durante este año académico he pasado por muchas emociones como todo y todas: tensiones por los plazos, frustraciones con tareas complicadas, alegrías cuando algo salía bien, pero también con momentos muy complejos. A pesar de todo esto, nunca me sentí realmente solo, tenia nuevos amiguitos, profes que me apoyan; poco a poco aprendí a reconocer lo que sentía, estaba siendo feliz.

Una aprendizaje más

Esta aventura inesperada me mostró nuevamente que la universidad no es solo un lugar para aprender contenidos, sino un espacio para crecer emocionalmente, conectarse con otros y apoyarse en recursos como sentimos.cl, que esta experiencia es algo más consciente y llevadera, quizás tengo un poco de ventaja en eso. Pero lo que realmente me ha llegado al corazón es que la edad no limita la curiosidad ni la ganas por conocer el mundo otra vez desde los libros.

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Gonzalo Sepúlveda
Primer año de Psicología

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